Los nuevos modelos de enseñanza que incorporan a las TIC, producen una mejora notable en los resultados académicos de los alumnos. Pero, como toda innovación, se necesita de tiempo, esfuerzo y, sobre todo, comunicación entre los actores del campo de la educación a fin de refinar y adaptar el modelo pedagógico a fin de incorporar satisfactoriamente las “islas de innovación tecnológica” tal como las llama Chris Dede de tal forma que puedan ser adoptadas por docentes comunes. Para que esto ocurra, debe darse un cambio sistémico en toda el área de política educativa. Es en el marco de una reforma sistémica que la incorporación de las TIC resulta provechosa y de utilidad. El uso de la tecnología educativa debe ir de la mano de la innovación pedagógica, de currículo, de evaluación y organización escolar. Los distritos escolares podrían destinar sus escasos recursos para introducir modelos educativos más eficaces utilizando mecanismos de información externos al aula para crear medios de aprendizaje que complementen a las computadoras y los sistemas de comunicación existentes en las escuelas, evitando así el modelo actual que es el de saturar a las escuelas con tecnología informática costosa y poco eficaz a los efectos educativos.
De todas formas, lo descripto no significa que la escuela deba prescindir de la compra y mantenimiento de equipamiento informático y de comunicaciones debido a que, para propiciar el aprendizaje por proyectos y la indagación guiada, los alumnos, deben tener acceso en la escuela, a dispositivos complejos de comunicación. ¿Cómo pueden solventar las escuelas el costo de adquisición y mantenimiento que lleva intrínseco el uso de tecnología?. Dede dice que los recursos provendrán de la optimización gestional de la las instituciones, lo cual “permitirá hacer más cosas con menos recursos”, y no habla aquí de los famosos “recortes de personal” tan habituales en la década neoliberal qué asoló en nuestra región durante los ´90; más bien, habla de lo que ha observado en las instituciones que han implementado estos nuevos modelos pedagógicos que incorporan a la tecnología a su currícula y gestión. En primer lugar, se ha observado una reducción de recursos económicos destinados a la compra de libros impresos y materiales didácticos estándar y en segundo lugar, propone que la optimización de los recursos humanos se debe dar en la capacitación de los recursos existentes a fin de adaptarlos a la nueva tecnología y al aprovechamiento de la próxima ola de jubilaciones en el sector docente a fin de aprovecharlo para hacer una reforma sistémica en todo el área.
Para que la innovación tenga éxito, es imprescindible elevar nuestro punto de mira y emplear nuevos medios para evaluar el progreso alcanzado por los alumnos, teniendo en perspectiva que lo importante a lograr en ellos es que integren los conceptos de todas las disciplinas, los que les sean útiles, el deseo de seguir aprendiendo siempre y tener la autoestima, la disciplina y la motivación necesaria para aplicar estos conocimientos. Este nuevo modelo de evaluación no es estandarizado, pues, para cada alumno el proceso de aprendizaje es complejo e idiosincrático y esto hace que ningún currículo ni estrategia de enseñanza garantice por sí solos la calidad de la enseñanza. Es evidente que necesitamos nuevos estándares adecuados a la sociedad del conocimiento.[1]