viernes, 24 de julio de 2009

Cierre módulo BATA

El fenómeno de la web 2.0 se está proponiendo como una revolución en el modo que tenemos de comunicarnos. Pero, a pesar del intento publicitario de hacernos creer que todo en ella es posible y que todo lo que podemos obtener son beneficios, existen algunos aspectos a los que deberíamos prestar atención. Uno de los principales argumentos publicitados en torno a la web 2.0, es su capacidad de proporcionar una mayor democratización en el acceso y en el desarrollo de contenidos, logrado esto a través del trabajo colaborativo y basado en la horizontalidad en cuanto a los autores. Pienso que esto es cierto, pero solamente alcanzable si también se cuentan con iguales posibilidades de acceso a los recursos de la red. En los países en vías de desarrollo, los usuarios rara vez se encontrarán en igualdad de condiciones de partida que los de los países desarrollados debido a que el desarrollo tecnológico actual se basa en el modelo economicista de la obsolescencia planificada y gran parte de la industria está enfocada en asegurar mercados[1], es decir, que continuamente se tiene que estar actualizado en cuanto a las innovaciones tecnológicas y además de esto, el usuario pierde capacidad de elección si no tiene una debida cultura tecnológica básica; por lo tanto, el problema se centra en la denominada brecha digital. En los países en vías de desarrollo existe una clara división entre el sector más rico de la población que tiene acceso a los recursos de la web, no sólo por el sólo hecho de tener el poder adquisitivo para obtener los dispositivos en el mercado, sino también por una cuestión cultural ya que, al ser usuarios de tecnología, estarán más abiertos a recibir e incorporar más rápidamente las innovaciones tecnológicas porque ya conocen tecnologías similares. Este punto echa por tierra con el concepto de Nicholas Negroponte que señala que la brecha digital es generacional más que económica ya que, según él, cada generación es más digital que la anterior. Esto puede ser aplicado en los países centrales con un elevado índice cultural y económico en sus habitantes, pero, ¿cómo puede ser cierto en países donde un amplio sector de la población muchas veces no tiene ni tan siquiera asegurado su sustento básico?. Por último, el tema del trabajo colaborativo tampoco está asegurado ya que la web 2.0 consume muchos recursos de conectividad, ancho de banda y de memoria de procesamiento, por lo tanto, la carencia de cualquiera de estos recursos, restringe el consumo de aplicaciones colaborativas y obligan al usuario a utilizar formas de navegación lentas y con escasa interactividad, impidiéndoles utilizar recursos de mayor valor e interactuar con las comunidades en línea existentes.[2]
Por suerte, hemos visto que gran parte de los desarrollos tecnológicos, y principalmente del desarrollo del software, provino como resultado del uso por parte de los usuarios de las herramientas de una manera propia adaptada a sus necesidades, que no siempre concuerdan con la manera para la cual fueron desarrolladas y que se debió a las formas de interacción entre los propios usuarios.


Bibliografía consultada

[1 y 2]: Cobo Romaní, Cristóbal; Pardo Kuklinski, Hugo. 2007. Planeta Web 2.0. Inteligencia colectiva o medios fast food. Grup de Recerca d'Interaccions Digitals, Universitat de Vic. Flacso México. Barcelona / México DF.


Tarasow, Pablo; Pedregal, Nicolás. Convergencia Tecnológica.


Artículo Wikipedia vs. Enciclopedia Británica: la discusión en los blogs en Clarín, Buenos Aires 1/11/2006.




[1] Artículo “Wikipedia vs. Enciclopedia Británica” Clarín, 11 de enero de 2006.